En 1994, a partir de un diagnóstico de cáncer infantil, una familia de la ciudad de Natal, RN, inició una historia de luchas y superación. Apostaron por el tratamiento y viajaron con Fernando Campos a Filadelfia, en el estado estadounidense de Pensilvania, donde recibieron apoyo y solidaridad.

Desde ese drama personal y la ayuda recibida ha surgido la idea de fundación de una institución similar en la capital potiguar, donde niños y adolescentes socialmente vulnerables puedan ser asistidos dignamente, con esperanza de días mejores.

El espacio físico ha sido donado por el abuelo materno de Fernando y el día 11 de julio de 1995 ha sido fundada la Casa de Apoio à Criança com Câncer Durval Paiva. Desde entonces se realiza un importante trabajo psicosocial dirigido a niños y adolescentes con enfermedades oncológicas y hematológicas.

Actualmente la Casa Durval Paiva representa un instrumento de aprovisionamiento de la deficiencia del Estado, promoviendo bienestar, cualidad de vida y inclusión social a través de los proyectos desarrollados con los pacientes y acompañantes asistidos por la institución.